Convierte tus ideas en un monopolio legal

En el despacho siempre decimos que el trámite de registro de marca es “lo de menos”, en el sentido de que consiste en cumplimentar un formulario que se presenta online ante la oficina de registro y que, aunque puede hacerse mal si no se tienen los conocimientos suficientes, no tiene demasiada complejidad.

El valor de contratar a un abogado de propiedad industrial para hacer un registro de marca está, en nuestra opinión, en la fase previa al registro y en la fase posterior:

• En la fase previa, porque no tiene sentido lanzar al mercado un producto o un servicio con un nombre sin haber estudiado primero la viabilidad de ese nombre. Hacer búsquedas para comprobar si esa marca (o una similar) ya está registrada por un tercero es fundamental para evitar problemas en el futuro. Para esto sí necesitaremos un abogado especialista en propiedad industrial, porque hacer las búsquedas e interpretar los resultados es una tarea muy compleja.
• En la fase posterior, porque la mayoría de oficinas del mundo no actúan de oficio respecto de solicitudes de marcas que se parezcan a la mía. Esto quiere decir que una solicitud de marca idéntica o similar a otra anterior solamente será denegada por la oficina si el propietario de la marca anterior presenta oposición. Para poder presentar oposición, necesariamente se debe haber detectado previamente la solicitud. Es aquí donde entra el servicio de vigilancia de marca. Los abogados de propiedad industrial contamos con programas informáticos que nos permiten detectar solicitudes de marcas idénticas o similares a las que tenemos vigiladas, en España y en el extranjero.

La respuesta a esta pregunta depende fundamentalmente de dos cuestiones:

• Si no existen marcas ya registradas idénticas o similares a la tuya, un registro denominativo (sin logo) puede otorgar una protección ligeramente superior a un registro figurativo (con logo).
• Si el logo es muy original y muy distintivo, puede ser interesante incluirlo en el registro para otorgarle también protección.

Los registros de marca son territoriales. Esto quiere decir que las marcas pueden registrarse por país o por determinadas regiones (por ejemplo, la marca europea, que cubre todos los países de la UE).

Registrar una marca en todo el mundo es tremendamente costoso y está al alcance de muy pocas multinacionales.

Nuestra recomendación es registrar en aquellos territorios donde realmente se tenga mercado actual, o potencial a corto-medio plazo.

Una patente es una figura de propiedad industrial que protege, por un periodo máximo de 20 años, invenciones que sean nuevas, impliquen actividad inventiva y tengan aplicación industrial. Una invención es nueva cuando no existe en el estado de la técnica, esto es, cuando sus características no han sido hechas accesibles al público con anterioridad a la fecha de presentación de solicitud; y tiene actividad inventiva cuando la solución que propone no es evidente para un experto en la materia.

Un modelo de utilidad es una figura de propiedad industrial que protege, por un periodo máximo de 10 años, inferior a la patente, invenciones que tienen un grado de actividad inventiva menor, y que dan a un objeto o producto una configuración, estructura o composición de la que resulta alguna ventaja prácticamente apreciable para su uso o fabricación. En el caso de los modelos de utilidad, la solución propuesta debe no ser “muy” evidente para un experto en la materia.

En nuestro ordenamiento jurídico rige la libertad de competencia. Para que una idea, tal como un modelo de negocio, pueda ser protegida y monopolizada en exclusiva por su propietario, debe caer en alguna de las figuras que la normativa de propiedad intelectual e industrial recoge (por ejemplo, una marca, una patente, un diseño o una obra sujeta a derecho de autor).

Un modelo de negocio no se considera una invención patentable y, por tanto, está excluido de protección. Cuestión distinta es que haya elementos dentro de ese modelo de negocio que sí sean protegibles y monopolizables, por ejemplo: su nombre y logo (como marcas), su software (como obra de propiedad intelectual), sus desarrollos tecnológicos siempre que sean nuevos y tengan actividad inventiva (como patente) o la apariencia estética de sus productos (como diseño industrial).

La propiedad intelectual y la propiedad industrial son dos ramas diferenciadas del Derecho, que presentan muchas similitudes pero también enormes diferencias.

Podríamos decir que ambas protegen ideas y creaciones que surgen del intelecto humano. No obstante, la propiedad intelectual tiene, en general, un componente más artístico o cultural, mientras la propiedad industrial tiene una proyección más de mercado (o “industrial”, de ahí su nombre).

• La propiedad intelectual protege obras (textos literarios, fotografías, creaciones audiovisuales y musicales, etc.).
• La propiedad industrial protege, esencialmente, marcas y nombres comerciales, patentes y modelos de utilidad, y diseños industriales.

Una de las principales diferencias es que los derechos de propiedad intelectual no nacen con el registro, como ocurre con las distintas modalidades de propiedad industrial (salvo el diseño no registrado o la marca notoria no registrada, que son las principales excepciones).

Los derechos de propiedad intelectual nacen desde el momento mismo de la creación. Normalmente se suele registrar a efectos de tener una prueba ante eventuales conflictos posteriores (por ejemplo, un plagio por parte de un tercero).

Los derechos de propiedad industrial, en cambio, nacen generalmente con el registro.